Bela, la india del entretenimiento

¿Te suenan las series “Gambito de Dama” y “Los Bridgeton”? Pues, detrás de ellas, se encuentra la misma mujer moviendo los hilos. Su nombre es Bela Bajaria, la Vicepresidenta de Global Tv Netflix, la ejecutiva de mayor rango de la compañía, número 3 de la plataforma, después de los CEO Ted Sarandos y Reed Hastings. 

Ella decide cuál es la próxima serie a la que vas a engancharte. Y tiene una historia digna de servir como guión de base para cumplir el Sueño Americano.

¿Quieres conocerla? 

Pues le paso mi teclado, para que ella pueda contarte su experiencia… 


«Nací en Londres en el año 1966, pero como a mis padres no les iba muy bien, decidieron probar suerte en Zambia (África). Cuando cumplí 9 años, nos mudamos de nuevo para instalarnos definitivamente en Los Ángeles, donde encontraron su sitio dirigiendo un túnel de lavado de coches.

Crecer en los Ángeles con un marcado acento inglés y una piel tan marrón como la mía no fue fácil. Me hacían notar que yo era muy diferente del resto de mis compañeros por ser extranjera, y además, también era distinta de la imagen que tenían de los ingleses. Para encajar me esforcé al máximo en aprender el acento norteamericano, viendo series, películas, y todo lo que encontraba en la Televisión. 

Recuerdo sentarme frente a la pantalla y buscar entre todas las series y las películas algún personaje que fuese parecido a mí, pero nunca lo encontraba. Las historias me atrapaban, aunque no me sentía representada en ellas. Me veía diferente de lo que se llevaba en televisión, en el colegio y en el mundo que me rodeaba.

Por este motivo mi juventud está repleta de miedos, inseguridades y vergüenza, pero también de energía y sueños. El aspecto más positivo que tuvo quedarnos en América es que es una sociedad que te empuja a crear tu propio sueño americano. Eso me permitió desarrollar mi ambición, cultivar un espíritu de sacrificio más fuerte y verdadero.  

Pero esta falta de arraigo supuso sentirme perdida durante mucho tiempo. Me llevó años reconocer de dónde y quién soy. Fue al cumplir los 20 cuando comprendí que no soy británica, americana o india, sino que soy las tres cosas a la vez. Y gracias a ello, sé que soy diferente al resto y eso es algo muy bueno. 

A partir de ese momento de aceptación, dejé de sentir vergüenza y comencé a percibir orgullo por ser quien soy. Orgullosa de mí misma, de mi pasado, de mi familia, de mis experiencias, de mi sangre y de mi vida. Yo soy parte y resultado de todo esto y gracias a ese cambio en mi manera de pensar, dejé de esconderme.

A pesar de haber vivido en países tan diferentes y de tener hoy un trabajo que me conecta con el mundo, me considero una mujer marrón. Es decir, soy india antes que todo lo demás. Y sé que es una cualidad que me hace muy diferente al resto, y ese es mi punto más fuerte. Hay que salir del miedo a la diversidad. Ser diferente es bueno, es atractivo, es potente

Bela Bajaria

De hecho, me sentía tan segura y orgullosa, que con 25 años me presenté al concurso de Miss India, y lo gané.

Para mí ,ser diferente es un superpoder que te permite aceptar todas las partes de ti misma, las que te gustan y las que no. Lograr mezclar tus identidades entendiendo que eres tú, te da una fuerza inesperada.

Cuando cruzas una habitación los demás te perciben de una determinada manera y tienes que lidiar con ello, pero también con cómo te percibes a ti misma, lo que es todavía más importante. Tenemos que dejar de cuestionarnos por cómo nos ven los demás y empezar a plantearnos cómo nos vemos a nosotras mismas.

Me gustaría contarte cómo llegué al puesto en el que estoy hoy, porque como habrás imaginado, no fue un camino lineal, planificado, fácil ni esperable. Incluso me llevé una gran decepción en el transcurso.

Desde los 18 años sabía que amaba las historias. Era plenamente consciente de que eran mi pasión. Pero también sabía que no tenía las habilidades de una escritora o de una directora. Sólo contaba con mi pasión por las historias y con mi deseo de ser parte de ese mundo

Decidí estudiar Comunicación en la Universidad, y en mis ratos libres me dedicaba a gestionar una ONG que asistía a niños discapacitados en países de desarrollo.

Cuando terminé mis estudios encontré mi primer trabajo como asistente en la cadena CBS, donde entré en lo más bajo y supe ir escalando poco a poco. Aquel puesto me permitió avanzar y aprender desde dentro cómo funciona este negocio. Entendí por primera vez lo que es tener poder: comprender el momento en que se pueden cambiar las cosas y cambiarlas. En aquella época empezaron a compartir ideas conmigo y a permitirme dar mi opinión. Me di cuenta de que lo que yo decía tenía consecuencias, cambiaba lo que hacíamos. Eso es tener poder. 

Cuando sentí que allí no podía aprender ni desarrollarme más, encontré una oportunidad en Universal, donde llegué a ser presidenta de la división de Televisión. Desde allí produje series de éxito como “The Mindy Project” o “The Unbreakable Kimmy Schmidt’. 

The Mindy Project

En Universal pude reconstruir prácticamente todo el proyecto, contraté a un equipo nuevo y produjimos shows que tuvieron mucho éxito, algunos de ellos aún siguen en antena. Con “The Mindy Project” marcamos un hito al dejar de “contarles historias” a la gente y empezar a “mostrarlas”. Pero en este mundillo que desde fuera parece fantasía y alegría, también existen tensiones internas y envidias entre el personal. Estas cuestiones me colocaron en el disparadero y provocaron mi despido en el año 2016.

Para mí todo iba bien, era mi puesto soñado, pero sólo duré allí 5 años. Aquello fue un golpe durísimo que tuve que digerir en dos sentidos. Por un lado, la amarga sensación de haber fracasado a nivel personal; y por otro, el mal trago que supuso explicar a mis tres hijos que había caído desde lo más alto, que estaba en el paro, y que quizá no iba a poder mantener su mismo nivel de vida. 

Este fracaso me dolió en lo más profundo, pero me enseñó a hacer las paces conmigo misma. 

The 2021 U.S-Asia Entertainment Summit and Game Changer Awards on Nov. 1, 2021, in Los Angeles, California. (Photo by Ryan Miller/Capture Imaging)

Suelo ser una persona con mucho autocontrol, pero en aquel momento tuve que aprender a gestionar un carrusel de emociones. Además, me permitió darme cuenta de que lo importante es poseer una vida personal rica y fuerte y colocar tus prioridades vitales fuera del trabajo. Me siento muy orgullosa de mi carrera, pero no es lo que soy. 

Gracias a mi despido, aprendí a separar mi identidad de mi trabajo. 

Aún así, tenía claro que no podía permanecer en el paro mucho tiempo. Decidí no hacer planes demasiado específicos sobre cómo debía ser mi próximo trabajo. Mantuve todas las puertas abiertas, y gracias a eso, conseguí entrar en Netflix en noviembre del mismo año,  6 meses después de haber sido despedida. 

Para conseguirlo, me fue de gran ayuda mi red de colegas (el famoso networking). Ya había trabajado 20 años en el negocio, así que conocía a casi todo el mundo. Siempre supe que en algún momento llegaría un nuevo reto, así que he cuidado mucho de mis contactos y de mis amigos. 

Netflix me ha proporcionado mi segundo trabajo soñado. No habría entrado en Netflix sin mi despido anterior, por eso soy muy consciente de la necesidad de hablar del fracaso como parte del éxito. Ni somos perfectas ni tenemos que fingir que lo somos.

En su ascenso en Netflix

Entré en la compañía con el objetivo de dirigir proyectos no guionizados, como ‘A ordenar con Marie Kondo’. Con el tiempo, como mi trabajo gustaba, ascendí a vicepresidenta de contenidos en lenguajes originales. En este puesto he supervisado producciones europeas como ‘La casa de papel’, y otras asiáticas, latinoamericanas y africanas. En septiembre de 2020, con la salida de Cindy Holland (una de las primeras trabajadoras de Netflix y la principal ‘arquitecta’ de la plataforma), a mis 48 años, me convertí en vicepresidenta de Global TV, un puesto desde el que apruebo y superviso todas las series de la plataforma.

Por otro lado, mantengo mi participación en proyectos filantrópicos, como “SAHARA”, donde ayudamos a las víctimas de violencia de género. Me dieron un premio desde la fundación “I have a Dream” de los Ángeles, y recibí el premio de Liderazgo de la industria de Cine Indio de los Ángeles. 

En el 2020 la revista Variety me nombró como una de las personalidades más potentes de Hollywood. 

A pesar de mi puesto en una empresa de tanto renombre, he conseguido blindar mi vida personal. No deseo que nadie hable ni sepa nada de mi familia. Sólo se sabe públicamente que estoy casada con el productor y guionista Doug Prochilo, y que tenemos tres hijos, pero nada más. Todas mis redes sociales son privadas. Incluso Twitter. Mi éxito no se ha debido a darme a conocer en ellas, sino a trabajar duro en las empresas en las que he estado y a generar una red de contactos reales.

Doug Prochilo y Bela Bajaria

Un punto fundamental para una mujer con poder es confiar en su propio recorrido, sentirse a gusto con lo que es, con lo que representa y con lo que siente. Una mujer no es su carrera profesional, es mucho más que eso. Y para mí es así, mi carrera es importante pero no es mi vida. 

No tengo miedo a nada en mi trabajo pero sí me preocupan ciertas cosas. Para mí, lo más importante es generar oportunidades para todos aquellos que trabajan conmigo, que mis equipos se sientan en un entorno creativo y confortable. Que puedan dar lo mejor de sí mismos, y ser capaz de sacar lo mejor de mí cuando ellos lo necesiten. 

Este año Netflix ha creado un fondo para la creatividad inclusiva, donde invertirá 100 millones de dólares en total, 20 cada año, en organizaciones que incluyan comunidades poco representadas en televisión y en el cine. Este año, los primeros 5 millones se usarán para identificar talentos femeninos prometedores en todo el mundo, y yo estoy en ese proyecto. 

Mi serie favorita podría decir que es La casa de papel, porque tiene grandes personajes, gran acción y gran guión. Después Never have I ever, de Mindy Kaling, la historia de una teenager india en América. Al final los espectáculos son como espejos universales en que te puedes encontrar. Esto hace del espectáculo un éxito. Yo me reflejo en la protagonista de esa serie, pero todos podemos reflejarnos en la inseguridad de un adolescente que tiene que comprenderse, encontrarse y aceptarse.

Considero que en Netflix tenemos que aspirar a dar lo mejor, que nuestro contenido sirva para que nuestros suscriptores se sientan reflejados, pero también para mostrarles otras vidas e historias que no se están narrando en otros lugares.  Estoy orgullosa de trabajar en una compañía que ha priorizado el papel de la mujer delante y detrás de la cámara. Y ha sido emocionante ver la respuesta del público ante personajes femeninos tan inspiradores como Los Bridgerton o Gambito de dama.

Esto no ha hecho más que empezar. Estoy más decidida que nunca a trabajar para que la próxima generación de narradoras tenga más oportunidades que las mujeres que las precedieron, y por eso, estamos invirtiendo en programas en todo el mundo. En esta línea, en España, colaboramos en proyectos como «CIMA Impulsa» o «Diversidad en serie», para promover la diversidad en las aulas y estimular la vocación por el audiovisual. 

Con mi trayectoria espero inspirar a las mujeres a hacerse fuertes, valientes y a ser conscientes de que ellas mismas también pueden ser un fenómeno global

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