Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve

Uno de mis cuentos favoritos, como el de muchas otras chicas de mi generación, es el de La Bella y La Bestia. Siempre admiré una princesa que fuera rara en su pueblo, que no tuviera miedo de mostrar abiertamente que disfrutaba de pasar el tiempo leyendo en lugar de socializar en una aldea con personas con quienes no compartía gustos ni intereses. 

Y el hecho de que gracias a esa actitud independiente, rebelde y distinta a los demás, encontrase una vida mucho mejor que la hubiera tenido de ceñirse a los usos y costumbres de su pueblo, aún es más inspirador.

Hace unos días he tenido la suerte de recibir como regalo la versión editada hace poco por Folioscopio, con ilustraciones de Minimalia (que participaron en el diseño de las películas de Harry Potter), comprada en la librería La Mistral, en Madrid.

Esta versión redactada con un vocabulario hermoso y con un estilo y una forma de ver el mundo de otra época, te invita a viajar en el tiempo y el espacio a una tierra de Hadas, Bestias, Príncipes y Princesas. Me ha encantado. 

Buscando información sobre su autora descubrí que Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, la primera en poner sobre el papel este hermoso relato, fue además una de las escritoras pioneras de la literatura de fantasía y de haber reivindicado, ya en su tiempo (a mediados del siglo XVIII) la posición de la mujer en la sociedad, retratando a las mujeres de clase baja como heroínas dignas de toda admiración.

Su versión, más compleja y rica en detalles que la que conocemos todos (la de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont) es digna de una lectura, de esas que se saborean. 

Además su vida también fue muy peculiar e inspiradora. Una de esas mujeres que supieron darle la vuelta a una situación desesperada, haciendo de ella su oportunidad para destacar en el mundo haciendo lo que más disfrutaban.

Pero aquí le cedo a ella mi teclado para que te lo cuente en primera persona 😉


Nací el 28 de noviembre de 1685, en el seno de una rica familia protestante de La Rochelle, en Francia. Mi padre siempre favoreció mi educación y la del resto de mis hermanos, pues él conocía ya en aquella época la importancia de la cultura y el conocimiento para tomar decisiones.

Desciendo del notable Amos Barbot, par de Francia y diputado de los estados generales en 1614. De hecho, mi hermano, Jean Amos, se convirtió en alcalde de La Rochelle en 1610. Otro pariente mío, Jean Barbot fue uno de los primeros exploradores de África Occidental y el Caribe.

La Rochelle

De pequeña disfrutaba leyendo, lo hacía siempre que las tareas de la casa quedaban hechas y el tiempo me lo permitía. Mis autores favoritos eran la Baronesa Madame d’Aulnoy,  que fue la primera en acuñar el término «cuentos de hadas» a través de unos relatos maravillosos, y el escritor de hermosos cuentos como el de La Cenicienta, Charles Perrault, entre otros.

Me casé con 21 años con Jean-Baptiste Gaalon de Villeneuve, un joven proveniente de una familia aristocrática. Pero al poco tiempo observé ciertas anomalías en nuestros libros contables que demostraban que mi marido estaba despilfarrando nuestro dinero y en especial, mi dote, por lo que me vi obligada a solicitar una separación de bienes. Lo hice ya demasiado tarde, cuando ya habíamos perdido gran parte del dinero familiar. 

Gabrielle-Suzanne

En 1711 mi marido viajó como teniente a Pamplona, donde murió en causas que desconozco, dejándome viuda a los 26 años. Lo lamenté hasta cierto punto, pues ya me había demostrado que no era un hombre digno de mi confianza y aprecio.

Al no tener ningún otro ingreso, fui perdiendo el poco dinero con el que me había dejado. La situación a la que llegué cercana a la desesperación me obligó a encontrar una forma de vivir.

Me dirigí a París, donde siempre se ha dicho que existen más oportunidades, y allí tuve la suerte de conocer y caer en gracia de Prosper Jolyot de Crébillon, (conocido más tarde como Crébillon père), el dramaturgo de tragedias más famoso de la época, competencia del gran Voltaire. 

París en el siglo 18

Comencé a vivir con él a principios de la década de 1730, y permanecí a su lado hasta mi muerte, en 1755. Le ayudaba con sus deberes como censor literario real, lo que me permitía conocer los gustos literarios del público lector parisino

Gracias a  este cambio de vida en apariencia desgraciado, y  al azar que me permitió conocer a un personaje con tanta visión del escenario cultural parisino, comencé a escribir con plena confianza y convencimiento de que mis obras gustarían, como se comprobó más tarde.

A su lado, publiqué tanto cuentos de hadas como novelas, convirtiéndome en una de las escritoras pioneras de la literatura de fantasía y además, una de las primeras en reivindicar con mis novelas la posición de la mujer en la sociedad, retratando a las mujeres de clase baja como heroínas dignas de toda admiración.

  • Mis novelas:  
    • Le Phénix conyugal (1734) (El fénix conyugal)
    • Le Beau-frère supposé (1752) (El supuesto cuñado).
    • La Jardinière de Vincennes (1753) (La jardinera de Vincennes), la más vendida, considerada mi obra maestra y mi mayor éxito comercial. Se llegaron a vender hasta 15 ediciones de esta novela.
    • Le juge prévenu (1754) (El juez sesgado
    • Las Mémoires de Mesdemoiselles de Marsange (1757) (Memorias de Miles de Marsange).
  • Las dos colecciones de cuentos de hadas:
    • La Jeune Américaine ou les Contes marins (1740), donde se encuentra el famoso cuento La Belle et la Bête (la Bella y la Bestia).
    • Les Belles Solitaires (1745).

A pesar del éxito de mi novela, La Jardinière de Vincennes, se me ha reconocido por mi versión de La Bella y la Bestia,  que es la variante moderna más antigua conocida del cuento original. Forma parte de la colección de cuentos, La jeune américaine, et les contes marins, donde narro los cuentos que una americana me narró en la travesía de un viaje. 

La Belle et la Bête

El cuento tiene una longitud más extensa, novedosa para esta época, y la redacción está influenciada por el estilo de las novelas del siglo XVII, porque contiene muchas subtramas e historias intercaladas. 

Un año después de mi muerte, Jeanne-Marie Leprince de Beaumont resumió, reescribió y publicó de nuevo mi cuento en 1756 en su Magasin des enfants, dándole un toque de aleccionador para enseñar a las jóvenes inglesas una lección moral, como solía hacer en sus relatos. Y lo hizo sin hacerme ninguna referencia ni mencionarme en absoluto. Un poco hipócrita teniendo en cuenta que pretendía dar lecciones, ¿no te parece? 

Su versión consiguió mayor crédito, por eso hoy se conoce la suya, más breve y simple que la mía, a pesar de ser considerada más interesante, compleja y rica en detalles e historias, llegando a tener casi 200 páginas.

En mi historia, la Bestia es «bête» que en francés tiene dos sentidos: bestia y estúpida, un detalle importante en la trama de mi versión. Bella tiene hermanos. No hay una única hada en el cuento, y la reina es la que sale a luchar en la guerra por su país, en lugar del rey.

Casi la mitad de mi historia se centra en las guerras entre hadas y reyes, y dedico largas páginas a la historia de las familias de Bella y del príncipe transformado en Bestia. También compongo una visión del castillo mucho más oscura y mágica que la tradicional.  

Algunos dicen que soy una autora aún por descubrir en el idioma castellano 😉✨

Bibliografía:

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